sábado, 23 de mayo de 2009

¿Puede un signo resultar ofensivo?


Al principio del cuatrimestre, os comenté que todo aquel que pertenece a la Comunidad Sorda tiene un signo personal, para diferenciarse del resto y de esa forma no tener que recurrir al alfabeto dactilológico cada vez que se quiera deletrear su nombre. Os dije aquí, que por fin y tras mucho pensarlo, yo misma había encontrado mi propio signo, al igual que el resto de mis compañeros. Y hace unas semanas también os colgué una noticia en la que se desvelaban los signos de algunos jugadores del Valencia. Esto muestra que también personas famosas tienen su signo identificativo dentro de la Comunidad Sorda.
Pero, a veces, estos signos no son plato de buen gusto para todo el mundo. Os preguntaréis que por qué digo esto, ¿a qué sí? Pues resulta que al Primer Ministro Tailandés, Samak Sundaravej, no le ha hecho demasiada gracia la manera en que le ha "bautizado" la Comunidad Sorda de su país. El signo en cuestión consiste en llevarse dos dedos a la nariz y levantarla por la punta, recordando así, a la nariz tan peculiar de este político. Encima, ese signo es el utilizado para indicar que algo o alguien huele mal.

No obstante, Sundaravej tiene otro signo menos peyorativo, que es el de "cocinero" en Lengua de Signos Tailandesa, debido a que, el Primer Ministro, antes de enzarzarse en el mundo de la política, era conocido por aparecer en un programa de cocina.
Para echar más leña al fuego, el signo de su rival, el líder de la oposición, Abhisit Vejjajiva, tiene el signo de "cara bonita". ¿Ironía o casualidad? La verdad es que una no sabe qué pensar.
Por otro lado, no entiendo por qué ha causado tantísima repercusión un simple signo. Se supone que una persona conocida, que está siempre expuesta a la opinión pública, tiene que saber encajar bien las sátiras que les puedan llover. Por ejemplo, aceptar que los humoristas les imiten o que los dibujantes de los periódicos, los retraten en caricaturas exagerando al máximo sus rasgos más característicos.
En principio, la comunidad sorda ha rebautizado a este señor sin ánimo de ofenderle. Pero, está claro que, a nosotros tampoco nos gusta ver nuestros defectos, y más aún, que nos lo saquen otros, aunque estaría mejor que nos lo tomáramos con algo de humor.
Tal vez, queda mucho aún para que oyentes y sordos, lleguemos a entendernos. Nosotros, los oyentes, ignoramos muchos aspectos de la Comunidad Sorda. Yo misma, hasta hace muy poco, desconocía que los sordos pueden molestarse por calificarles de “sordomudos”. Ahora, resulta que, también los sordos pueden herir la sensibilidad de los oyentes por su manera de designar a una persona, destacando algún rasgo físico poco agraciado.
¿La solución? Es algo que le hace mucha falta al mundo en el que vivimos hoy en día: Tolerancia y Comprensión. Si pensáramos más en los demás, si nos pusiéramos en la piel del otro, las cosas serían mucho más fáciles y nadie se sentiría ofendido.
Así que para ayudar a que os pongáis en la piel de un sordo, os dejo un
poema de Willard J.Madsen que refleja muy bien aquellos sentimientos que debe experimentar un sordo a lo largo de su vida. A mí, desde luego, me ha impactado muchísimo. Espero que también haga mella en vosotros y reflexionéis sobre ello. ¡Hasta la próxima!

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