El otro día, Mar nos planteó varias preguntas en clase: la primera de ellas fue que si nos imaginábamos cómo sería vivir en un mundo sin sonidos, sin música…y yo, la verdad es que no me lo imagino.
La segunda fue que si nos dieran a elegir, ¿qué preferiríamos? ¿perder la vista o el oído?
A ésta creo que no puedo contestar, porque no ver las caras de la gente que me rodea sería igual de duro para mí que no oír sus voces.
Supongo que todos sabéis de sobra qué es el oído, pero ¿sabíais que junto con la vista, el tacto y el equilibrio forma parte del sistema de la espaciopercepción? Este sistema nos ayuda a situarnos en el espacio-tiempo y también a conocer todo cuanto pasa a nuestro alrededor.
Cuando alguien se queda ciego, sabemos que desarrolla el olfato, el tacto, el oído…Pues ocurre lo mismo con una persona que ha perdido el oído. Los sordos también intentan paliar esa carencia desarrollando otros sentidos, como por ejemplo la vista. Un buen ejemplo es Inma, que es súper observadora. Por mucho que te sientes en la última fila de la clase, si te equivocas en algún signo, ella se da cuenta y se recorre toda la clase para corregírtelo.
Seguimos comparando la deficiencia visual con la auditiva. Nosotros reconocemos a simple vista a un ciego porque lleva bastón o porque lleva un perro lazarillo, pero ¿reconoceríais con la misma facilidad a un sordo? Eso es más complicado, y por esta razón se dice que la sordera es la MINUSVALÍA INVISIBLE.
Como dice el título, el primer día de teoría estuvimos aclarando algunos conceptos. Por ejemplo, el del sonido. El sonido es una variación de presión que puede detectar el oído. Es un movimiento vibratorio que se transmite mediante las moléculas. Sus rasgos principales son:
- La frecuencia
- La amplitud
- La forma
La frecuencia es el número de vibraciones por segundo (que se miden en c/s o hertzios), mientras que el tono es el atributo físico de la frecuencia. Decimos que un tono es grave cuando las frecuencias son bajas y que un tono es agudo cuando las frecuencias son altas. A medida que nos hacemos mayores, somos menos sensibles a algunos tonos y a este hecho se le conoce como presbiacusia. Prueba de ello es el “mosquito”. Se trata de un pitido muy agudo que sólo puede ser percibido por los menores de 25 años. Este sonido fue utilizado, en principio, para que los jóvenes conflictivos dejaran de acudir a las zonas comerciales. Yo hice la prueba y sí que lo oí, pero después llamé a mi padre para comprobar si verdaderamente él no podía oírlo y, efectivamente, no fue capaz.
Aquí tenéis el link: http://www.20minutos.es/noticia/157121/6/. Os invito a que hagáis vuestros propios “experimentos” con vuestros padres, hermanos, abuelos…
La amplitud. Se trata de la medida exacta de la intensidad del sonido, que no tiene por qué ser la intensidad que somos capaces de percibir los humanos.
Sobre la forma, hay que decir que los sonidos que escuchamos no son puros, ya que estos sonidos sólo pueden ser producidos por instrumentos artificiales como un diapasón.
Y por último el timbre, es lo que hace que se distingan dos sonidos con la misma frecuencia e intensidad. Por ejemplo: cuando dos personas cantan una misma canción en el mismo tono, somos capaces de reconocer las voces de cada una de ellas por su timbre.
Y esto es todo por hoy. Ahora toca esperar hasta mañana para ver qué cosas nuevas aprenderemos.
¡Hasta la próxima!
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